jueves, 26 de agosto de 2010

Pequeña Musa

Pequeña musa, dueña de mi inspiración…
Te volviste mi luz, mi todo, mi sol…
En tus ojos, lejanos universos entreví…
En tu fragilidad y tu sonrisa me perdí…
Mas, no sabía que tras tu etérea forma…
Albergabas un oscuro corazón…
Helado como el invierno…
Seco como un desierto…
Impasible como el mar…
Qué sólo querías mi sangre, mi vitalidad…
Para saciar con ellas tu ego y tu vanidad.

1 comentario:

  1. Y... hay gente así, que sólo succiona la energía ajena sin dar nada a cambio.

    ResponderEliminar