
Tus cabellos castaños
se entrelazan formando
la ardiente selva
que anhelan mis manos
Tu piel, suave y fresca,
como espuma de alabastro,
es el blanco rocío
que buscan mis labios.
Tus ojos de avellana,
poderosos e insondables,
son ellos dos
el objeto de mi alma.
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